jueves, 29 de mayo de 2008

LA BALADA DEL VIEJO MARINERO

Al hacer su parada en casa de José Ramón Paraja López El Cuaderno viajero recoge unos fragmentos de esta gran balada, dividida en 7 partes y compuesta de 625 versos, del británico Samuel Taylor Coleridge (Ottey Saint Mary, Gran Bretaña, 1772 -Londres, 1834).



[...]
El timonel tenía agarrada la rueda
y el barco se movía, se movía
sin que una sola brisa lo moviera.
Cada marino en su puesto intentaba
tensar los cabos, y no tenía fuerzas:
¡éramos una tripulación difunta, cadavérica!
[...]
Más fuerte y más terrible
seguía retumbando bajo el agua:
alcanzó la nave, dividió la bahía
y, como plomo, la nave desapareció bajo sus aguas
[...]
Aturdido por el ruido aterrador
que cielo y mar estremecía,
mi cuerpo quedó a flote
como quien lleva ahogado siete días
[...]
esta alma mía
en medio del mar se sintió muy sola:
tan sola que ni el mismo Dios parecía
estar entre las olas.


A UN NARANJO Y A UN LIMONERO

La familia de Rubén Martín Lobato nos invita a disfrutar de este poema de Antonio Machado que nos han dejado en su hoja de El Cuaderno viajero.

Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte
con tus naranjitas secas y arrugadas!.
Pobre limonero de fruto amarillo
cual pomo pulido de pálida cera,
¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
criado en mezquino tonel de madera!
De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
hijos de los campos de la tierra mía?
¡Gloria de los huertos, árbol limonero,
que enciendes los frutos de pálido oro,
y alumbras del negro cipresal austero
las quietas plegarias erguidas en coro;
y fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!

EN LAS MAÑANICAS

En casa de Belén Fernández Pérez han plasmado en El Cuaderno viajero estos versos de Félix Lope de Vega Carpio (Madrid, 1562 - Madrid, 1635)



En las mañanicas
del mes de mayo
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
En las mañanicas,
como son frescas,
cubren ruiseñores
las alamedas.
Ríense las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.
Vístense las plantas
de varias sedas,
que sacar colores
poco les cuesta.
Los campos alegran
tapetes varios,
cantan los ruiseñores
retumba el campo.

II

Sale el mayo hermoso
con los frescos vientos
que le ha dado marzo
de céfiros bellos.
Las lluvias de abril
flores le trujeron:
púsose guirnaldas,
en rojos cabellos.
Los que eran amantes
amaron de nuevo
y los que no amaban
a buscarlo fueron.
Y luego que vieron
mañanas de mayo,
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.

miércoles, 28 de mayo de 2008

LA GUITARRA

La familia de Daniel Iglesias Braña nos ha querido dejar escritos en El Cuaderno viajero estos versos que Federico García Lorca dedicó a la guitarra.

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Es imposible
Callarla
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.

LA CANCIÓN DEL PIRATA

A la familia de Alba Miguel González le han gustado mucho los versos de José de Espronceda y Delgado (Almendralejo, Badajoz, 1808 - Madrid, 1842) dedicó a los piratas marinos.


Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


A la voz de "¡barco viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá, en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

martes, 27 de mayo de 2008

UN LORO, UN MORO, UN MICO Y UN SEÑOR DE PUERTO RICO

Al llegar al domicilio de Claudia Azcano Chamorro El Cuaderno viajero recibe en sus páginas esta pelea a tres de autor desconocido y que a esta familia les ha gustado mucho.



Un señor de Puerto Rico,
colgó en su balcón un loro
de rica pluma y buen pico,
un loro que era un tesoro
y a su amo costó un pico.
Un vecino suyo, moro,
de Tetuán, recibió un mico
y a este mico lo ató el moro
en su balcón, ante el loro
que así quedo frente al mico.

Tanto y tanto charla el loro,
que un día se enfada el mico
y, con la furia de un toro,
lo embiste; se esconde el loro,
rompe la cadena el mico,
salta a la jaula del loro,
sale el loro, pica al mico,
chilla el mico, grita el loro…
se asoman al ruido el moro,
y el señor de Puerto Rico.

- Por qué no encierra a su loro?
- Por qué no ata bien su mico?
- exclaman los dos a coro
y uno le echa mano al loro
y el otro tira del mico.
Cae el mico sobre el loro,
el loro le clava el pico,
los dientes rechina el mico…
y, asustado, muerde al moro
y al señor de Puerto Rico.

Éste reniega del loro,
y jura matar al mico,
mientras furibundo, el moro,
provoca al amo del loro,
y embiste al loro y al mico.
Hacia arriba vuela el loro,
se escurre hacia abajo el mico
y, faltándole al decoro,
caen, trabados en lucha, el moro
y el señor de Puerto Rico…

- ¡Ay! moro si pierdo al loro!,
exclama el de Puerto Rico
y airado, replica el moro:
- ¡Pagará caro tu loro,
cristiano, si pierdo al mico!
Les imita arriba el loro,
muecas hace abajo el mico,
y no se sabe si el moro
es quien habla o si es el loro
o el señor de Puerto Rico.

Crece el trajín: vuela el loro
y va a caer sobre el mico…
Furioso el de Puerto Rico
viendo en peligro su loro,
quiere ahora matar al mico.
Le da un empujón al moro,
le dispara un tiro al mico,
yerra el tiro y mata al loro.
Se desmaya. Ríe el moro
y corre en busca del mico…

Risueño regresa el moro,
con el loro y con el mico,
ríendo del de Puerto Rico,
le envía, muerto, al loro
y una carta con el mico.
Dice: "seis onzas de oro
por atentar contra el mico,
a un cristiano reclama un moro,
guarde disecado al loro;
pero págueme ese pico..."

Viendo esto, el amo del loro,
se lanza furioso al mico;
mata al mico, mata al moro…
muertos moro, mico y loro
se embarca…y ¡a Puerto Rico!

EL BURRO DEL CARPINTERO

El Cuaderno viajero nos vuelve a traer otro poema de Gloria Fuertes desde el hogar de Inés Telenti Vega. Es una autora que escribió para los niños y por lo que estamos observando parece que al alumnado de 5º le gusta.



No quiere comer viruta
el burro del carpintero;
se está quedando delgado
y rebuzna lastimero.

No tiene trabajo
el pobre carpintero.
Ha vendido la sierra,
la lima y el plumero.

Subido en el burrito,
trotando en el sendero,
llegaron hasta el bosque
en busca de alimento.

La ardilla se asomaba,
mirando por el hueco,
y el búho decía:
“aquí estaréis contentos”.

El amo come nueces,
el burro, tronchos tiernos;
y, ya todo arreglado,
aquí termina el cuento.

CÓMO SE DIBUJA UN NIÑO

El Cuaderno viajero comienza esta segunda etapa de su recorrido por los hogares del alumnado en casa de Nerea Llorente García donde nos ponen estos versos de Gloria Fuertes.

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara
que se note que es un pillo;
pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.

Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana
y una gorrita de pana.

Las botas de futbolista
porque chutando es artista.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento
por eso está tan contento.

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.

sábado, 17 de mayo de 2008

DON QUIJOTE PARA NIÑOS

El Cuaderno viajero va a comenzar la segunda etapa de su recorrido: irá por los hogares del alumnado de 5º B. Empezaremos por Flor, profesora tutora de esta clase, que recomienda unos versos sobre los personajes del Quijote de la gaditana Carmen Gil-Bonachera Martínez (La Línea de la Concepción, Cádiz-España)1962, aunque residente en Aracena (Huelva) donde es profesora de Instituto.


Don Quijote

Montado en flaco rocino,
con lanza y con armadura,
cabalga por la llanura,
más allá del quinto pino.

Va paseando errabundo,
decidido y muy sonriente;
quiere salvar a la gente
y arreglar un poco el mundo.

Todos llaman don Quijote
a un héroe tan atrevido,
que por flaco y escurrido,
mas parece un monigote.

No hay duda de su nobleza,
pero con tanta lectura
y sus ganas de aventura,
ha perdido la cabeza.

Y a lomos de Rocinante
-según chismea un vecino-
ha confundido un molino
con un terrible gigante.

Suspira por Dulcinea,
una porquera forzuda,
berreona y bigotuda,
que tiene fama de fea.

Pero él la ve tan bonita...
Y a todos hace jurar
que es la labriega vulgar
una princesa exquisita.

Aunque el hidalgo cenceño*
pase por ser un lunático,
a mí me cae simpático
porque cabalga en un sueño.


*cenceño: flaco, delgado



Sancho Panza

Era un labriego simplón
con terruño y sementera,
poca sal en la mollera
y mucha en el corazón.

Se llamaba Sancho Panza
y trabajó de escudero
de un famoso caballero:
don Quijote de la Mancha.

Quería el hombre sencillo,
ayudando a su señor,
llegar a gobernador
y vivir en un castillo.

Así que dejó su huerto
para salir al camino,
y, montado en un pollino,
deshacer más de un entuerto.

Pero el pobre desgraciado
no hacía nada derecho:
salía siempre maltrecho
y con un ojo morado.

Incluso en una ocasión
en un bosque silencioso
lo invadió un miedo horroroso
y se cagó en el calzón.

Sancho iba de lío en lío;
en la cabeza montones
de muy buenas intenciones
y el estómago vacío.

Mas, pese a tanto accidente,
llegó a una gran conclusión:
no es tan mala ocupación
la de ayudar a la gente.



Dulcinea

Préstame mucha atención:
a don Quijote el famoso
una dama del Toboso
le ha robado el corazón.

Me han dicho que Dulcinea
no tiene un trato muy fino,
que huele siempre a gorrino
y que no chilla, berrea.

Dicen que va en alpargatas,
que se le escapa algún pedo
y levanta con un dedo
cuatro sacos de patatas.

Que luce en pleno bigote
un lunar negro y peludo,
que, por cierto, no es menudo,
y encandila a don Quijote.

Este amor al mundo asombra,
pues la señora es mandona,
bravucona y muy guasona,
y se ríe de su sombra.

Pero el hidalgo manchego
la ve delicada y bella
porque está loco por ella;
¡para algo el amor es ciego!



Rocinante

Qué vida la del rocín:
él, que se queja tan poco,
tocarle un amo tan loco,
metido en tanto trajín.

Y es que el pobre Rocinante
no es ninguna maravilla,
se le notan las costillas
y tiene muy poco aguante.

Sufre subiendo pendientes,
pues soporta en su montura
varios quilos de locura
y le faltan cuatro dientes.

Es un jamelgo muy lento:
nunca cabalga al galope,
y además está algo miope;
pero vive tan contento.

Anda como un caracol:
siempre llega, muy calmado,
el último a cualquier lado;
y es feliz tomando el sol.

Mas es un caballo fiel;
igual al paso que al trote
-eso piensa don Quijote-,
no existe mejor corcel.


(tomados con permiso de la autora de la página http://www.poemitas.com/)

domingo, 20 de abril de 2008

HUMILDAD

El Cuaderno viajero completa esta primera etapa de su recorrido por los hogares del alumnado de 5ºA con un poema de Francisco Villaespesa (Laujar de Andarax, Almería, 1877 - Madrid, 1936) que la familia de Laura Ramos nos deja impreso para nuestro disfrute.


Ten un poco de amor para las cosas:
para el musgo que calma tu fatiga,
para la fuente que tu sed mitiga,
para las piedras y para las rosas.

En todo encontrarás una belleza
virginal y un placer desconocido...
Rima tu corazón con el latido
del corazón de la Naturaleza.

Recibe como un santo sacramento
el perfume y la luz que te da el viento...
¡Quién sabe si su amor en él te envía

aquélla que la vida ha transformado!
¡Y sé humilde, y recuerda que algún día
te ha de cubrir la tierra que has pisado!





LLAMANDO AL HIJO

Ya en casa de Alejandro Gamallo, El Cuaderno viajero aumenta su volumen con un poema de Carmen Conde (Cartagena, 1907 - Madrid, 1996), primera mujer que ingresó en la Real Academia Española de la Lengua.


Cuando tu me llamas
todos los pájaros cantan;
la mar y sus caracolas
al corazón lo levantan.

Cuando tú me llamas
el cuerpo se sobresalta:
que es un romero sin sed
y no necesita el agua.

Cuando tú no me llamas
la vida se me desgana.
Se convierte en un erial
que ya no produce nada.




YO VOY SOÑANDO CAMINOS


La familia de Tania Fernández Rodríguez nos deja impreso en esta página el siguiente poema de Antonio Machado (Sevilla, 1875 - Collioure, 1939) para nuestro deleite antes de que El Cuaderno viajero deje su hogar.



Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.

"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir;
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."

ABRIR MI CORAZÓN

El cuaderno viajero ya está en casa de Maira Alejandra Echeverry para que en este hogar amplíen el vagaje con que se va cargando a lo largo de su viaje escribiendo otro poema cuo autor es Carlos Méndez Veraguas, del que desde esta redacción podemos decir que no sabemos nada de él, sólo que este poema está colgado en la red con su nombre.


Un día amaneció,
con mucha tristeza
en mi interior.
Ése era el día a día,
de mi triste corazón.
Pero con firmeza esperé,
y al fin encontré…:
lo que andaba buscando,
lo que iba añorando…
…era tenerte a ti.
Porque antaño,
tristemente latía mí corazón,
ahora contigo late de emoción.
Juntos debemos estar,
para poder reanudar,
esa felicidad,
que se nos prohibió,
porque juntos
abrimos nuestro corazón.

viernes, 18 de abril de 2008

LA GALLINITA


El cuaderno viajero antes de marchar de casa de Jorge Díaz Rodríguez ha permitido que escriban otra página con unos versos de Gloria Fuertes (Madrid, 1917 - Madrid, 1998).


La gallinita,
en el gallinero,
dice a su amiga
- Cuánto te quiero.

Gallinita rubia
llorará luego,
ahora canta:
- Aquí te espero...

"Aquí te espero,
poniendo un huevo",
me dio la tos
y puse dos.

Pensé en mi ama,
¡qué pobre es!
Me dio penita...
¡y puse tres!

Como tardaste,
esperé un rato
poniendo huevos,
¡y puse cuatro!

Mi ama me vende
a doña Luz.
¡Yo con arroz!
¡qué ingratitud!

jueves, 17 de abril de 2008

DESEO


Hace su siguiente parada El cuaderno viajero en casa de Jorge Díaz Rodríguez para completar esta página con un poema de Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 - Viznar-Alfacar, Granada, 1936)



Sólo tu corazón caliente,
y nada más.

Mi paraíso, un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.

Una enorme luz
que fuera luciérnaga
de otra,
en un campo
de miradas rotas.

Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
nada más.

PARA TI

Nos está ocuriendo como a Lope de Vega cuando le mandaron hacer el Soneto que, poco a poco, ya casi hemos completado la primera etapa del recorrido: pasar por todos los hogares de 5º A. Ahora el Cuaderno viajero hace su parada en el hogar de Sergio Cruz en donde han escrito este poema de Pura Vázquez (Ourense 1918 - Ourense 2006).


¡Que sí!
¡Que he robado la Luna
para ti!
En el fondo del río
la vi
y con redes
la cogí
¡Que sí!
Que yo traigo la luna
para ti!

EL NIÑO QUE YA NO SOY


En casa de Iñaki Canal García se han decantado por este poema de Gabriel Celaya ( Hernani, Guipúzcoa, 1911 - Madrid, 1991).


Logré el uso de razón.
Perdí el uso del misterio.
Desde entonces, la evidencia,
siempre rara, me da miedo.

Me da miedo cuando ladra
en la perrera mi perro.
Quizá me esté saludando.
Mas no lo entiendo. No entiendo.

El niño que fui recuerda.
Me trabaja como un hueco.
El niño que fui me llama
a gritos con su silencio.

Me he mirado en mis retratos,
de marinera, riendo
con rizos rubios y un aire
impertinente y despierto.

¿Quién eras tú? ¿Qué sabías?
Ahora sólo siento sueño.
Me aturde tu desafío
y tu risa me da miedo.

Ya no puedo, sin romperlos,
atravesar los espejos.
Mi sistema no funciona
como solía. Lo siento.

Si funcionara, quizá
no escribiría estos versos.
Lloraría de otro modo.
Lo diría todo en perro.

Pero me creo que soy
algo más que un niño muerto,
y como estoy medio calvo
me hago bucles con mis versos.

UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE

La familia de Laura Calderero escribe aquí este soneto de Lope de Vega (Madrid, 1562 - Madrid, 1615) para que veamos que se puede hacer uno fácilmente, al menos es lo que nos da a entender el autor.

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.

EL TAMBOR ABANDONADO

Al hacer su parada en el domicilio de Sergio Blanco, nuestro Cuaderno viajero presta esta página en blanco para que esta familia saque del cajón El tambor abandonado de Antonio García Teijeiro (Vigo, 1952) y lo deje a nuestra disposición.


Un tambor abandonado
que vivía en un cajón,
cansado de su silencio
nos cuenta su triste son.

Pom, Pom, Pom
es su discurso

Pom, Pom, Pom,
su ronca voz.

Pom, Pom, Pom,
dice a las flores,

Pom, Pom, Pom,
al gorrión.

Al ver que todos lo ignoran
retorna al viejo cajón.

miércoles, 16 de abril de 2008

EL LOBITO BUENO



En casa de Juan Baz han querido plasmar en esta página un poema de José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928 - 1999).




Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

CANTARES


En el hogar de Juan Antona dejó huella Antonio Machado (Sevilla, 1875 - Collioure, Francia, 1939) con sus Cantares que ahora completan esta décima página del Cuaderno viajero.


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.

LA VAQUERA DE LA FINOJOSA

Ya en casa de Amador Álvarez nos han completado esta página con la Serranilla VI del Marqués de Santillana -Íñigo López de Mendoza (Carrion de los Condes, Palencia, 1398 - Guadalajara, 1458).

Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.

Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas y flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

No creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
ni de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.

No tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?»

Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades;
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa.»

EL VIAJE DEFINITIVO


En casa de Paula Álvarez Rey nos han puesto este poema de Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 - San Juan, Puerto Rico 1958)




...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado
mi espíritu errará, nostálgico...

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.


VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS




A la familia de Erika Mastache Álvarez también le ha gustado Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla,1836- Madrid, 1870) con la rima LIII que nos plasman a continuación.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

A UN OLMO SECO


El Cuaderno viajero llega al hogar de Desirée Álvarez Lozano desde donde plasman esta bonita poesía de Antonio Machado (Sevilla, 1875 - Collioure, Francia, 1939).

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

EL GALLO DESPERTADOR



El cuaderno viajero llama a las puertas de la familia de Maite Álvarez Estévez, que escribe el siguiente poema de Gloria Fuertes (Madrid 1917 - 1998).


Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.

El gallo Colibrí
era pelirrojo,
y era su traje
de hermoso plumaje.

Kikirikí.
levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.

-Kikiriki.
levántate labrador,
despierta con alegría,
que viene el día.

-Kikiriki.
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el "cole'.
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.

ES UN SUEÑO LA VIDA

"El cuaderno viajero" sale del colegio y empieza su ruta por todos los hogares del alumnado de 5º A, donde cada familia escribirá un texto del autor que más le haya gustado cuando lo leyó. El punto de inicio es el hogar de Miguel Alonso Madrid donde gustó mucho esta rima LXXXIV del Libro de los gorriones de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870).

Es un sueño la vida,
pero un sueño febril que dura un punto;
cuando de él se despierta,
se ve que todo es vanidad y humo...

¡Ojalá fuera un sueño
muy largo y muy profundo;
un sueño que durara hasta la muerte!
Yo soñaría con mi amor y el tuyo.

LA ISLA DEL TESORO (1883)


Nuestra directora, Aurora Rodríguez de Soto, nos cuenta que este libro de Robert L. Stevenson (Edimburgo, 1850 - Vailima, Samoa, 1894) del que nos aporta el inicio le encantó cuando lo leyó de pequeña. Como anécdota, nos cuenta que se ponía a leerlo a todas horas y en todos los lugares, por lo que a veces recibía alguna riña de su madre, puesto que lo hacía en lugares inapropiados.

CAPÍTULO 1

“Y el viejo marino llegó a la posada del Almirante Benbow”

El squire Trelawney, el doctor Livesey y algunos otros caballeros me han indicado que ponga por escrito todo lo referente a la Isla del Tesoro, sin omitir detalle, aunque sin mencionar la posición de la isla, ya que todavía en ella quedan riquezas enterradas; y por ello tomo mi pluma en este año de gracia de 17… y mi memoria se remonta al tiempo en que mi padre era dueño de la hostería “Almirante Benbow”, y el viejo curtido navegante, con su rostro cruzado por un sablazo, buscó cobijo bajo nuestro techo.

Lo recuerdo como si fuera ayer, meciéndose como un navío llegó a la puerta de la posada, y tras él arrastraba, en una especie de angarillas, su cofre marino; era un viejo recio, macizo, alto, con el color de bronce viejo que los océanos dejan en la piel; su coleta embreada le caía sobre los hombros de una casaca que había sido azul; tenía las manos agrietadas y llenas de cicatrices, con uñas negras y rotas; y el sablazo que cruzaba su mejilla era como un costurón de siniestra blancura. Lo veo otra vez mirando la ensenada y masticando un silbido; de pronto empezó a cantar aquella antigua canción marinera que después tan a menudo le escucharía:

“Quince hombres en el cofre del muerto…
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!”

con aquella voz cascada, que parecía afinada en las barras del cabestrante. Golpeó en la puerta con un palo, una especie de astil de bichero en que se apoyaba y, cuando acudió mi padre, en un tono sin contemplaciones le pidió que le sirviera un vaso de ron. Cuando se lo trajeron, lo bebió despacio, como hacen los catadores, chascando la lengua, y sin dejar de mirar a su alrededor, hacia los acantilados, y fijándose en la muestra que se balanceaba sobre la puerta de nuestra posada.

lunes, 7 de abril de 2008

SI...


A José Álvarez Román, encargado de llevar a buen puerto este proyecto, le gustó muchísimo este texto de Rudyard Kipling (Gran Bretaña 1865-1936; Premio Nobel 1907) y, como quiere que lo conozcáis, os lo pone a continuación.

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si engañado, no engañas,
Si no buscas más odio, que el odio que te tengan...
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,
Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas con el Triunfo y la Derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas y lo quieres, y mandas.

Si puedes hablar con multitudes y guardas tu virtud.
O caminar junto a reyes sin perder el sentido común.
Si ni enemigos ni amigos pueden hacerte daño,
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado,
Si puedes llenar el implacable minuto
con el valor del recorrido de los sesenta segundos...
Tuya es la Tierra y todos sus dominios,
y, mucho más aún, serás un Hombre, hijo mío...

La versión original es como sigue:

IF

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you
But make allowance for their doubting too,
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:

If you can dream -and not make dreams your master,
If you can think -and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it all on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings--nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much,
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And -which is more- you'll be a Man, my son!

domingo, 6 de abril de 2008

MUERE LENTAMENTE

A la profesora María del Mar Junco, promotora de la idea del cuaderno viajero, este texto de Pablo Neruda (Chile 1904 -1973; Premio Nobel 1971) le gustó mucho cuando lo leyó. Ahora os lo ponemos aquí para que lo podáis conocer también vosotros. Esperamos que os guste.



Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente éstas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está infeliz
con su trabajo o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!

PRESENTACIÓN

"El cuaderno viajero", como su nombre indica, nace con la intención de ir pasando por todos los miembros de la Comunidad Escolar del C.P. Príncipe de Asturias de Gijón (profesorado, alumnado y familias) para que pongan en él algún texto literario que les haya resultado interesante y que quieran que conozcan los demás miembros de la Comunidad.

Todos estos textos han de mandarse al encargado de la administración del blog (jalvar25@acebo.pntic.mec.es) indicando, entre otras cosas, quién las manda, el nombre del hijo/a que esté en el Colegio y en el apartado "Asunto" poner "Para el cuaderno viajero".

Como la idea partió de la profesora Maria del Mar Junco, será ella quien lo inicie. Lo continuará el encargado de llevarlo al blog y, a partir de aquí, irá de uno en uno recibiendo aportaciones.

Esperamos que esta iniciativa sea interesante y que os animéis a enviar vuestras colaboraciones bien en texto, bien en imagen o ambas cosas a la vez.