martes, 27 de mayo de 2008

UN LORO, UN MORO, UN MICO Y UN SEÑOR DE PUERTO RICO

Al llegar al domicilio de Claudia Azcano Chamorro El Cuaderno viajero recibe en sus páginas esta pelea a tres de autor desconocido y que a esta familia les ha gustado mucho.



Un señor de Puerto Rico,
colgó en su balcón un loro
de rica pluma y buen pico,
un loro que era un tesoro
y a su amo costó un pico.
Un vecino suyo, moro,
de Tetuán, recibió un mico
y a este mico lo ató el moro
en su balcón, ante el loro
que así quedo frente al mico.

Tanto y tanto charla el loro,
que un día se enfada el mico
y, con la furia de un toro,
lo embiste; se esconde el loro,
rompe la cadena el mico,
salta a la jaula del loro,
sale el loro, pica al mico,
chilla el mico, grita el loro…
se asoman al ruido el moro,
y el señor de Puerto Rico.

- Por qué no encierra a su loro?
- Por qué no ata bien su mico?
- exclaman los dos a coro
y uno le echa mano al loro
y el otro tira del mico.
Cae el mico sobre el loro,
el loro le clava el pico,
los dientes rechina el mico…
y, asustado, muerde al moro
y al señor de Puerto Rico.

Éste reniega del loro,
y jura matar al mico,
mientras furibundo, el moro,
provoca al amo del loro,
y embiste al loro y al mico.
Hacia arriba vuela el loro,
se escurre hacia abajo el mico
y, faltándole al decoro,
caen, trabados en lucha, el moro
y el señor de Puerto Rico…

- ¡Ay! moro si pierdo al loro!,
exclama el de Puerto Rico
y airado, replica el moro:
- ¡Pagará caro tu loro,
cristiano, si pierdo al mico!
Les imita arriba el loro,
muecas hace abajo el mico,
y no se sabe si el moro
es quien habla o si es el loro
o el señor de Puerto Rico.

Crece el trajín: vuela el loro
y va a caer sobre el mico…
Furioso el de Puerto Rico
viendo en peligro su loro,
quiere ahora matar al mico.
Le da un empujón al moro,
le dispara un tiro al mico,
yerra el tiro y mata al loro.
Se desmaya. Ríe el moro
y corre en busca del mico…

Risueño regresa el moro,
con el loro y con el mico,
ríendo del de Puerto Rico,
le envía, muerto, al loro
y una carta con el mico.
Dice: "seis onzas de oro
por atentar contra el mico,
a un cristiano reclama un moro,
guarde disecado al loro;
pero págueme ese pico..."

Viendo esto, el amo del loro,
se lanza furioso al mico;
mata al mico, mata al moro…
muertos moro, mico y loro
se embarca…y ¡a Puerto Rico!