jueves, 29 de mayo de 2008

LA BALADA DEL VIEJO MARINERO

Al hacer su parada en casa de José Ramón Paraja López El Cuaderno viajero recoge unos fragmentos de esta gran balada, dividida en 7 partes y compuesta de 625 versos, del británico Samuel Taylor Coleridge (Ottey Saint Mary, Gran Bretaña, 1772 -Londres, 1834).



[...]
El timonel tenía agarrada la rueda
y el barco se movía, se movía
sin que una sola brisa lo moviera.
Cada marino en su puesto intentaba
tensar los cabos, y no tenía fuerzas:
¡éramos una tripulación difunta, cadavérica!
[...]
Más fuerte y más terrible
seguía retumbando bajo el agua:
alcanzó la nave, dividió la bahía
y, como plomo, la nave desapareció bajo sus aguas
[...]
Aturdido por el ruido aterrador
que cielo y mar estremecía,
mi cuerpo quedó a flote
como quien lleva ahogado siete días
[...]
esta alma mía
en medio del mar se sintió muy sola:
tan sola que ni el mismo Dios parecía
estar entre las olas.